Niños y profesores del San Antonio Marianistas en contacto con la tierra de su Biohuerto Educativo (2004).
Un biohuerto escolar se gana un espacio en el Callao. En el Colegio San Antonio Marianistas, una naturaleza en miniatura se hace presente.
La mañana del viernes 7 de mayo de 2004, Sophie Dmitrieff, fundadora de Econtinuidad, y Patricia Ávila Orellana, Coordinadora de Econtinuidad-Perú, en representación de Econtinuidad, y las autoridades del Colegio San Antonio Marianistas, firmaron un convenio con miras a implementar un biohuerto escolar en el seno de esta escuela señera de la región porteña del Perú.
La idea tal como Sophie Dmitrieff señala, trayendo a la luz este biohuerto escolar, era potenciar la educación integral que abarcaba “todas las dimensiones de la persona” que se impartía en este colegio de niveles primario y secundario de larga historia de la región Callao.
“El área pequeña, pero de enorme importancia y significado educacional, que se le asignó a este biohuerto escolar, se encontraba en la parte trasera del Colegio San Antonio (…) No fueron más de cincuenta metros cuadrados, lo que puede parecer poco, pero fue más que suficiente para iniciar un trabajo en favor de una relación diferente entre el ser humano y la naturaleza”, recuerda poco más de 15 años después Sophie Dmitrieff.
Y añade: “La implementación del biohuerto escolar no fue inmediata, pues los primeros meses los dedicamos a la organización y realización de talleres con miras a prospectar, junto con un grupo de profesores del Colegio San Antonio, el enorme potencial que traía consigo este jardín para la vida”.
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