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Los niños de la IEI Jesús Mi Buen Pastor interactúan con su Biohuerto Educativo

noviembre, 2019

Acompañados de sus maestras, niños de entre 3, 4 y 5 años se explayan en el Biohuerto Educativo a cielo abierto de este centro educativo de nivel inicial.

La mañana del martes 5 de de noviembre fue una muy especial para el equipo de Econtinuidad, engrosado una vez por la presencia de Sophie Dmitrieff y Francisco Huanacune, ambos fundadores de nuestra asociación. Faltaban tan solo unos minutos para que diese las 10 am de esa singular mañana.

«Van a verlos, interactúan con mucha alegría con el Biohuerto Educativo, no es la primera vez, como ustedes saben que van a participar en una cosecha», dijo la profesora Nancy Vidal Bardalez, directora de esta institución educativa de nivel inicial localizada en el distrito de Comas.

Y así sucedió. Los miembros del equipo de Econtinuidad fueron testigos de la manera en la que los niños, en medio de un ambiente signado por la algarabía, participaron en las labores en las parcelas cuyas hortalizas estaban prestas para ser cosechadas. He aquí un testimonio gráfico de lo que sucedió la mañana del primer martes de este mes de noviembre que se encuentra en sus postrimerías:

Guiados por sus maestras, niñas y niños de la IEI 371 Jesús Mi Buen Pastor se dirigieron a los espacios asignados a los biohuertos educativos.

«¿Estamos listos para cosechar las hortalizas?», preguntó la profesora. «Sí, sí», respondieron haciendo sentir su voz y presencia los niños al unísono.
Los niños de la IEI 371 Jesús Mi Buen Pastor prestos a participar en la cosecha en una parcela de uno de los biohuertos educativos del plantel.
Una prueba palpable de la manera en la que los niños participaron en las labores de mantenimiento y cosecha en el Biohuerto Educativo la mañana del martes 5 de noviembre.

«Todos, niñas y niños indistintamente, querían participar en las labores en el interior del biohuerto; querían cosechar las hortalizas, regar, otra vez cosechar», dice Sophie Dmitrieff, fundadora de Econtinuidad.

Un niño participa en las labores de cosecha en una de las parcelas del Biohuerto Educativo a cielo abierto de la IEI 371 Jesús Mi Buen Pastor .
Luego hace entrega a su maestra de la planta de beterraga que viene de cosechar.
Las beterragas se multiplicaron en las manos de los niños la mañana de ese primer martes del mes de noviembre.

«Siempre es así, la edad no es impedimento para los niños de este centro educativo, cosecharon y regaron, y también contribuyeron en otras tareas de mantenimiento», dice Héctor Yarasca, responsable del área de Ejecución de Proyectos de Econtinuidad Perú.

Una niña de nivel Inicial participa en la cosecha de unas plantas de acelga. Nada la hubiese podido detener.
Los rabanitos también fueron cultivados la mañana del martes 5 de noviembre.

Felices regaron las parcelas esa mañana del martes 5 de noviembre. Ninguno de los niños quiso mantenerse al margen de lo que sucedía en los biohuertos educativos de la IEI 371 Jesús Mi Buen Pastor.

No solo participaron de la cosecha, interactuando dinámicamente con el Biohuerto Educativo, los niños también regaron las parcelas.
Todos querían rociar con agua las parcelas de los biohuertos educativos de la IEI 371 Jesús Mi Buen Pastor.

El tiempo de la cosecha y el mantenimiento ha terminado, es hora de regresar a las aulas y continuar interactuando de otra manera, en el marco del desarrollo de las sesiones de aprendizaje, con el Biohuerto Educativo.

Unos ejercicios nunca están de más, sobre todo si uno se encuentra en el seno de un Biohuerto Educativo.
Llegó la hora de partir, la cosecha ha terminado. La joven voluntaria alemana Mathilde de Maizière les enseña el camino.

La mañana del martes 5 de noviembre, los miembros del equipo de Econtinuidad pudieron ver una vez más que el Biohuerto Educativo actua proactivamente con quienes entran en relación con él…

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