Los niños de las comunidades altoandinas del Cusco fueron beneficiados por la presencia creciente de los biohuertos escolares (2003).
La presencia de los biohuertos escolares en Cusco crece. La implementación del biohuerto en la Comunidad Campesina Fortaleza Salkantay fue el catalizador.
Adrián Sallo Sallo, presidente de la junta directiva de la Comunidad Campesina Fortaleza Salkantay, entusiasmado, convocó a comuneros de otras comunidades altoandinas.
La iniciativa de Adrián Sallo Sallo trajo como consecuencia la implementación del proyecto “Formando biohuertistas desde la escuela” desde la Comunidad Campesina Fortaleza Salkantay, Saqsaywaman, Cusco.
Las actividades llevadas a cabo en el marco de este proyecto involucraron a miembros de las comunidades cusqueñas de Matinga (Distrito Taray, provincia Calaca), Llaquepata (Distrito Taray, provincia Calaca), Huayllarcocha (Distrito Cusco, provincia Cusco), y al centro poblado de Yuncaypata (Distrito Cusco, Provincia Cusco).
“Los comuneros se comprometieron en transformar la relación entre el niño y la naturaleza en el marco del desarrollo de una propuesta de educación ambiental innovadora”, señala Sophie Dmitrieff.
Econtinuidad contribuyó proponiéndoles alternativas en la forma de mejorar el trato de sus suelos y el uso mejorado del agua; es decir, el riego.
Los miembros del equipo de Econtinuidad informaron a los comuneros sobre la importancia y los beneficios para la salud de las hortalizas que crecen el biohuerto escolar.
El proyecto “Formando biohuertistas desde la escuela” tiene una importancia capital en la historia y experiencia de Econtinuidad: le permitió a nuestra organización saber que el Cusco requería de apoyo para mejorar la calidad de la enseñanza en las aulas, al igual que el proceso de aprendizaje de los niños.
El biohuerto escolar, antecesor del Biohuerto Educativo, podía jugar su rol de “guía por el camino del conocimiento”: vale decir de “educador”.
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