Un Biohuerto Educativo que se ha ganado un lugar en este centro escolar ubicado en la Urbanización Villarreal, en el límite para ser precisos entre los distritos de Carabayllo y Comas.
«En el verdadero límite entre estos dos distritos del norte de Lima», nos dice la profesora Iris Toledo. «Fíjense, la mitad de este centro escolar se encuentra en Carabayllo y la otra mitad está en Comas, pero decimos Comas cuando nos solicitann la dirección», añade dejando escapar una sonrisa esta maestra de Ciencia y Ambiente de 2do grado de Primaria.
«Les enseñaré luego el lugar en el que dejamos de encontrarnos en Comas y de pronto nos hallamos en Carabayllo», añade el profesor Félix La Rosa, subdirector del plantel dirigiéndose al equipo de Econtinuidad, engrosado por la presencia de Sophie Dmitrieff y Franncisco Huanacune, ambos fundadores de Econtinuidad, que la mañana del miércoles del 23 de octubre se dieron cita a este pujante plantel del norte de Lima.
«Lo que encontramos fue un Biohuerto Educativo dinámico, no hacía mucho se había llevado a cabo la cosecha y la tierra de algunas parcelas se encontraban e estdo de preparación para la siembra de las semillas de hortalizas (…) Los alumnos se desplazaron adecuadamente por lo caminos al interior del Biohuerto Educativo y se desenvolvieron con toda naturalidad (…) El Biohuerto Educativo estimula su curiosidad», señala Sophie Dmitrieff.
Lo dicho por Sophie Dmitrieff se corresponde con lo que señala por su parte Sandro, un alumnno de sexto grado de este pujante centro escolar: «En el biohuerto se despierta mi gustyo por el arte (…) además me atrae regar y sembrar, siento que en el biohuerto estoy dando vida y esto hace que trabaje más por las plantas (…) Aquí nos comportamos como bebes recienn nacidos, muchas cosas están por descubrir».
Y también por Josué Carlos Pazos Aranda, otro alumnno del sexto grado: «Todos los días bajamos a regar, ayer nos reunimos todos para retirar las malas yerbas y preparar la tierra para la siembra». Y por su compañero de estudios Darlin Johan Inoñan: «Me gusta la manera en la que todos trabajamos juntos en el Biohuerto Educativo, sembramos, cosechamos, cuidamos los rabanitos, las acelgas, las lechugas (…) Cada uno colabora en cuidar las plantas y regarlas».
Lo sucedido la mañana del miércoles 23 de octubre de 2019 en el seno del Biohuerto Educativo a cielo abierto se constituyó en una prueba más de lo que un Biohuerto Educativo, dinámicamente sostenido, puede hacer enriqueciendo ecológica y medioambientalmente la educación que se imparte en las aulas escolares.
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