No todo es cuestión de dinero al momento de implementar en una escuela un Biohuerto Educativo, el eje de toda propuesta de Econtinuidad. Pues si bien es cierto que a la hora de implementar uno de estos jardines orgánicos se requieren recursos de índole financiero, dinero, otro tipo de recursos también se necesitan para que un Biohuerto Educativo vea la luz.
Nos referimos en particular al recurso humano. Pues, así como el hecho de que no hay proyecto de Econtinuidad que no tenga como eje articulador al Biohuerto Educativo, la implementación de uno de ellos no podrá llevarse a cabo sin la participación de profesores y padres de familia, quienes, junto con los alumnos y el personal administrativo conforman la “Comunidad Educativa”.
Como muestran los procesos que han conllevado a la implementación de las decenas de biohuertos educativos en diversas regiones del Perú en las últimas dos décadas, la participación de profesores y padres de familia se inicia desde el momento mismo en el que la escuela de nivel inicial, primario y secundario entra en contacto con Econtinuidad a fin de prospectar la manera de contar con uno de nuestros jardines orgánicos.
Una participación que se lleva a cabo, cualquiera sea la forma adopte el Biohuerto Educativo -Invernadero, A cielo abierto, Parcela de altura-, en los momentos del acondicionamiento del espacio que le ha sido asignado en la escuela: aporte que si bien no es de carácter financiero, constituye una fuente de ahorro de recursos económicos a la hora de implementar todo Biohuerto Educativo.
La participación cuantificable de los padres de familia se pone en palpitante evidencia en la construcción de los muros de adobe y la colocación de los techos de los Biohuertos Educativos de tipo invernadero. En las jornadas de trabajo denominadas “faenas”, haciendo uso de una mezcla de tierra y paja, los padres de familia preparan los cientos de adobes que se requieren para construir los muros del invernadero.
Es con la participación asimismo de los padres de familia y los profesores, al igual que con la de los miembros del equipo de Econtinuidad, que se colocan los troncos de eucalipto y el plástico agrícola que permitirán construir el techo de doble caída del Biohuerto Educativo tipo invernadero. Y sin la participación de ellos, la tierra de las parcelas y la delimitación de los caminos asignados para el tránsito de las personas en el interior del Biohuerto Educativo no podrían quedar expeditos a fin de dar paso a la etapa de cultivo de las hortalizas y plantas aromáticas.
Lo mismo sucede en el caso de la implementación y funcionamiento de los “Comedores y Cocinas Educativos”, los lugares donde los niños o adolescentes, acompañados por profesores y madres de familia, se nutren con alimentos enriquecidos gracias a las hortalizas cultivadas en el Biohuerto Educativo: sin la participación de las madres de familia, las cocinas y los comedores educativos no podrían ofrecer el servicio que finalmente prestan.
No todo es dinero pues a la hora de implementar un Biohuerto Educativo y todo lo que puede venir luego en una escuela una vez que este «jardín en para la vida» ocupa el lugar que le corresponde gracias al simple y llano hecho que un día la escuela decidió abrirle sus puertas.
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septiembre, 2022