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Los biohuertos familiares y los biohuertos comunitarios en acción

septiembre, 2022

El uso ecopedagógico de los biohuertos educativos no se circunscribe al espacio escolar.

La pandemia de la Covid-19, los sucesivos periodos de confinamiento y el receso estricto de los espacios escolares a lo largo y ancho del Perú privaron a Econtinuidad de un escenario de acción por excelencia. El manejo y el mantenimiento de los biohuertos educativos no pudo llevarse más a cabo, impidiéndose así que estos espacios consagrados a la naturaleza prosigan funcionando.

Entre esperar a que la pandemia llegara a su fin u optar por otra alternativa a fin de continuar potenciando el ejercicio educativo, en Econtinuidad no se dudó un instante y se escogió la segunda alternativa. Y poco después de inciada la pandemia, recordó que la propuesta ecopedagógica de Econtinuidad no se limitaba tan solo a las instituciones educativas de Inicial, Primaria y Secundria.

«Los hogares y la comunidad, a través de los espacios que se le asignen a los biohuertos en esta, siempre han sido lugares, escenarios, donde los biohuertos pueden mostrar el potencial ecopedagógico que siempre traen consigo», sostiene Sophie Dmitrieff, directora de Econtinuidad Perú.

Apuntalar la creación de los biohuertos familiares

Tal como sucedió durante el largo periodo de receso de los espacios escolares, la creación de los biohuertos familiares continuará siendo impulsada por el equipo de Econtinuidad.

«Se educa en las escuelas, pero el ejercicio educativo prosigue en los hogares y en la comunidad. Eso es lo que se demostró durante el tiempo de cierre de las escuelas, cuando niños y adolescentes tuvieron que ser educados a distancia. La creación de los biohuertos familiares permitieron continuar enriqueciendo ambientalmente las áreas de aprendizaje de la currícula escolar», dice Sophie Dmitrieff.

En la etapa que se ha iniciado con el final del periodo de receso de los espacios escolares, Econtinuidad tiene el propósito de seguir impulsando la creación de estos espacios consagrados a la naturaleza en el seno de los hogares. Pues, a decir de Sophie Dmitrieff, «La dinámica presencia de un biohuerto familiar potencia la educación enriquecida ambientalmente por el biohuerto de la escuela».

«De lo que se trata es que la dinámica de vida de los biohuertos, más allá del tamaño y la forma que el biohuerto finalmente adopten, se inserte en los mecanismos que rigen el aprendizaje en el seno del hogar», sostiene Sophie Dmitrieff , responsable asimismo en Econtinuidad del Área del uso ecopedagógico del biohuerto.

La creación de los biohuertos familiares proseguirá siendo impulsada. tal como sucede con en el caso de los alumnos de la profesora iris Toledo de la Institución Educativa República de Cuba del sitrito de Comas, en el norte de Lima.

«Ayudar a descubrir como se guía por el camino del conocimiento en el hogar haciendo uso del potencial ecopedagógico del biohuerto familiar, apoyándonos para esto en mecanismos como la motivación, memoria, atención y la sensopercepción, entre otros, es el aporte de Econtinuidad con miras a potenciar el ejercicio educativo en el hogar», precisa Sophie Dmitrieff.

Pero también los biohuertos comunitarios

Corría el año 2003 cuando pobladores de la Comunidad Altoandina de Salkantay, en las alturas del Cusco, crearon su biohuerto comunitario.

No solo la creación de los biohuertos familiares será impulsada por Econtinuidad, también la de los biohuertos comunitarios. Una experiencia que no es nueva en Econtinuidad. En 2003, en la Comunidad Campesina de Salkantay, en las alturas del Cusco, un biohuerto comunitario fue implementado contando con su apoyo.

«Un biohuerto comunitario en una zona de Pamplona Alta, en San Juan de Miraflores, distrito del sur de Lima, viene siendo creado con el apoyo de Econtinuidad. Fidela Huanacune, responsable del Área de la creación de los biohuertos educativos está a cargo de la coordinación de este biohuerto comunitario que ve la luz en una ladera», puntualiza Sophie Dmitrieff.

Se trata de un biohuerto comunitario deseado por un grupo de madres de familia de esta zona del sur de Lima. «Más de cien personas se beneficiarán, para empezar a nivel nutricional, de las diversas hortalizas, aromáticas y plantas medicinales que se cultivarán en este espacio consagrado a la naturaleza a cielo abierto», subraya entusiasmada la directora de Econtinuidad Perú.

Un biohuerto comunitario ve la luz gracias al trabajo tesonera de un colectivo conformado por madres de familia de Pamplona Alta, en el distrito de San juan de miraflores, en Lima.

«Insertar la dinámica de vida del biohuerto, vale decir el potencial ecopedagógico que este trae consigo (*), en los mecanismos de aprendizaje social, es el propósito de Econtinuidad», dice Sophie Dmitrieff, antes de añadir: «Nuestro propósito con este proyecto es mostrar que un biohuerto, además de ser un espacio consagrado a la agroecología y a la nutrición, es un escenario que se presta para el arte, la creatividad, la cognición, la ética, mostrar pues el potencial ecopedagógico que el biohuerto trae consigo».

El biohuerto educativo de Pamplona Alta, impulsado en sinergia con nuestra amiga Claudia Delgado, directora de una fundación consagrada a prestar en formas innovadoras ayuda a personas de escasos recursos, es tan solo uno de los biohuertos comunitarios que serán impulsados en esta nueva etapa que viene de iniciarse.

La creación del biohuerto comunitario avanza a paso sostenido. A la delimitación de las áreas de cultivo le seguirá la preparación de la tierra, luego la siembra, el cultivo…

En la etapa que viene de iniciarse, Econtinuidad tiene el firme propósito de ampliar sus escenarios de acción, llevando así la buena nueva del potencial ecopedagógico de los biohuertos educativos tanto a los hogares como a la comunidad.

(*)

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