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La función terapéutica del Biohuerto Educativo

agosto, 2019

Mediante la función terapéutica el organismo vivo que es todo Biohuerto Educativo se erige como un agente capaz de cuidar, atender o aliviar a todo aquel que se relaciona con él.

¿Quién puede dudar en nuestros días del valor curativo de muchas especies que se cultivan en la naturaleza?, ¿acaso muchísimas medicinas alopáticas no encuentran muchos de sus componentes en los que provienen de la naturaleza?

Lo que sucede en la naturaleza acontece asimismo en la “naturaleza en miniatura” que es todo Biohuerto Educativo. No solo por las plantas medicinales como la salvia o el romero, y por las flores que sirven para elaborar los elixires que pueden actuar a nivel emocional en las personas y animales, sino también por lo que aportan para la salud las variedades de hortalizas que ahí se cultivan.

La beterraga (Beta vulgaris) con sus propiedades remineralizantes y antianémicas, las coles (Brassica oleracea) con sus potentes virtudes antioxidantes, el pepino (Cucumis sativus) con su alto poder diurético que permite luchar contra la artritis, la gota y los reumatismos, la lechuga (Lactuva sativa) con sus propiedades antiespasmódicas, aperitivas, calmantes, depurativas, refrescantes y remineralizantes, constituyen ejemplos concretos del valor terapéutico de las hortalizas.

Y no solo eso: la acción terapéutica del Biohuerto Educativo no proviene tan solo de las especies que ahí se cultivan. Ante la naturaleza recreada que es el Biohuerto Educativo, el ser humano se reafirma como parte de la cadena de vida universal: al tomar conciencia del lugar que ocupa como eslabón de vida que es, la persona que entabla una relación con el Biohuerto Educativo deja naturalmente de lado sentimientos ajenos a la sostenibilidad de la vida en general y a la suya en particular.

Por otra parte, además de constituir una suerte de botiquín natural y un espacio de reencuentro con la vida, el Biohuerto Educativo es también un escenario de potenciación de las relaciones personales: la experiencia de campo de Econtinuidad brinda un testimonio palpable al respecto. El Biohuerto Educativo ayuda a mejorar sustantivamente la relación entre los niños y por ende facilita la labor de los profesores.

Hoy, por ejemplo, se sabe, que la presencia dinámica de los biohuertos en algunos hospitales psiquiátricos permite que los pacientes, reencontrando su vínculo con la tierra, accedan a la calma y puedan así superar los males que los aquejan. Del mismo modo, en muchas casas de retiro, los biohuertos permiten a las personas de la tercera edad superar las consecuencias nocivas que traen para sus vidas la soledad.

No obstante, más allá del poder curativo que detenta el Biohuerto Educativo, este “jardín para la vida” puede jugar un rol preventivo en el campo de la terapéutica. ¿Quién podría negar que el simple contacto con la naturaleza genera paz en la persona que entabla relación con ella?…

A través de su función terapéutica, el Biohuerto Educativo favorece así el alineamiento entre la mente, los sentimientos y los actos en todo aquel que entra en relación con él. 

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