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La función ética del Biohuerto Educativo

agosto, 2019

La función ética del Biohuerto Educativo solicita que como seres humanos asumamos nuestra responsabilidad en favor de la naturaleza. Máxime si como seres dotados de razón somos seres en potencia morales.

Al brindar la oportunidad de entablar un contacto directo con la naturaleza, la “naturaleza en miniatura” que es el Biohuerto Educativo nos permite cambiar nuestras maneras de actuar y adoptar por ende hábitos y costumbres sostenedoras de la vida.

Es decir, un conjunto sistematizado de costumbres, reflejo de una nueva ética que nos enrostra las insuficiencias de una relación con la naturaleza fundada en la existencia, por ejemplo, tan solo de los parques naturales.

Después de haber observado la vida que se concatena en el seno del Biohuerto Educativo y participado del manejo y cuidado de este “jardín para la vida”, uno siente respeto por esta “naturaleza en miniatura”. Y despliega todos sus esfuerzos a fin de protegerla.

El cultivo de diversas variedades de hortalizas, plantas aromáticas y medicinales, dejando un espacio para la flora silvestre, permite que una nueva escala de valores sutilmente se estructure. Una ética de la vida que permite avizorar una relación de nuevo tipo con la naturaleza.

El Biohuerto Educativo, la experiencia de campo de Econtinuidad brinda testimonio, se convierte así en un hito, una importante etapa, en el camino que conduce al ser humano hacia una relación armoniosa con la vida.

Quien entra en relación con el Biohuerto Educativo se convierte de esa manera en una suerte de coautor de la armonía que se genera a partir de la interrelación entre las especies de origen animal y vegetal que habitan en esta “naturaleza en miniatura”.

Ya que cuando el ser humano participa en el sostenimiento y enriquecimiento de este proceso vital, un nuevo contrato natural se perfila. Un contrato que inspira y rige la acción de Econtinuidad y la interrelación entre nuestra asociación y las escuelas que han abierto sus puertas a un Biohuerto Educativo.

Un acuerdo que establece los fundamentos de respeto a la vida. “Un contrato, tal como indica el libro de Sophie Dmitrieff (1), en el que ninguna sus claúsulas, presentes o futuras, se redactará al margen de la ética de la responsabilidad que exige una armoniosa relación entre el ser humano y la naturaleza”.

Gracias a los Biohuertos Educativos que se han implementado en las escuelas de nivel inicial, primario y secundario en numerosas regiones del Perú a lo largo de las últimas dos décadas, Econtinuidad puede afirmar que valores en pro de la vida son asumidos crecientemente por quienes participan en su manejo y cuidado.

Es decir, por los niños y adolescentes, profesores, padres de familia, personal administrativo y personal de servicio -la comunidad educativa en su conjunto- en las escuelas donde un Biohuerto Educativo está presente.

(1) Sophie DMITRIEFF, Los Biohuertos Educativos: una historia de amor entre el ser humano y la naturaleza, Evisto, 2010, pág. 26

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