ESCRÍBENOS UN EMAIL A: contacto@econtinuidad.org

La función cognitiva del Biohuerto Educativo

agosto, 2019

La función cognitiva le permite al Biohuerto Educativo constituirse en una fuente inagotable de saber para todo aquel que entra en relación con él. Una vía que permite en consecuencia acceder al conocimiento haciendo uso de la percepción y los órganos del cerebro.

El espacio de libertad entre el ser humano y la naturaleza que es el Biohuerto Educativo se presenta ante nosotros a fin de que podamos acceder a los conocimientos requeridos con miras a que el futuro de armonía con la naturaleza sea más que una simple posibilidad.

A fin de establecer una nueva relación con la tierra, con nuestra Pachamama, el Biohuerto Educativo se afirma pues como el escenario –espacio creado por el ser humano- que provee de contenido a la relación de nuevo tipo que se desea con la naturaleza.

¿Quién podría negar que el proceso de vida que se lleva a cabo en el Biohuerto Educativo exprese a su escala lo que sucede en la gran naturaleza? ¿Quién podría asimismo negar que el ser humano, confrontado a la experiencia de vida que se desarrolla en este “jardín para la vida”, pueda iniciar un proceso cognitivo de insospechadas consecuencias?

Nadie, porque la “naturaleza en miniatura” que es todo Biohuerto Educativo se entrega con generosidad a quien entre en relación con él en busca de información. Y ofrece un nuevo saber accesible, pues nada está vedado para todo aquel que quiere leer las líneas y las entre líneas de este libro de vida.

La observación meticulosa de cualquier especie cultivada en el Biohuerto Educativo nos conduce por el camino del entendimiento de los principios que rigen una forma de cultivar las hortalizas, plantas aromáticas y medicinales: los métodos de la agricultura orgánica, la alternativa por excelencia a la forma de producir que nos propone la agricultura convencional.

Los espacios asignados a las hortalizas, plantas aromáticas y medicinales, el correspondiente a las flores, el consagrado a las especies que no requieren la participación del ser humano para reproducirse, el del agua, el del compost, el de las herramientas, los caminos entre las parcelas, entre muchos otros, se constituyen en fuentes de conocimiento para quien participa conscientemente en las labores realizadas en el Biohuerto Educativo. 

De manera que quien hace su ingreso al universo de esta “naturaleza en miniatura”, al ver crecer a las zanahorias, las exuberantes acelgas, los multicolores tomates, al decorativo repollo, las voluminosas calabazas, al generoso rabanito, a las humildes lechugas, por referirnos tan solo a unas cuantas especies de hortalizas, accede a un saber vivencial. Una fuente de conocimiento que le permitirá iniciar el proceso de expansión de su conciencia medioambiental.

Conviene señalar que en el ámbito del aula escolar, gracias a la función cognitiva, tomando como base lo que sucede en el interior de esta “naturaleza en miniatura”, el contenido de las áreas que componen la currícula escolar puede ser sustantivamente enriquecido. Áreas, señalamos, pues no solo el área de Ciencia y Ambiente puede serlo, sino también las áreas de Comunicación, Matemáticas, Arte, Personal y Social…  

Tal como se puede ver, a través de los Biohuertos Educativos, Econtinuidad estimula el desarrollo de la destreza cognitiva de quienes participan en la dinámica de esta “naturaleza en miniatura”.

¡SI TE GUSTÓ, DIFUNDE ESTE ARTÍCULO!

¡SÍGUENOS EN NUESTRA REDES SOCIALES!

ES PE