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El Biohuerto Educativo de Econtinuidad en España

julio, 2019

El Biohuerto Educativo de Econtinuidad, ubicado en las afueras de Madrid, España, vio la luz hace cosa de nueve años, a principios del otoño de 2010.

El lugar exacto de la ubicación de este “jardín para la vida”, el primero de Econtinuidad en España, se halla en el interior de la propiedad de la familia Pilcon Huanacune. Una pequeña finca localizada en la urbanización de La Navata, una zona apacible de la apacible localidad de Galapagar, al noroeste de Madrid.

“En un inicio el Biohuerto Educativo no se encontraba en el lugar que se encuentra ahora al interior de la finca (…) el cambio del lugar obedeció al hecho que con el paso del tiempo me percaté que la exposición a la luz no era suficiente si lo que yo quería era garantizarle un mejor desarrollo a las hortalizas que ahí crecían”, dice Fidela Huanacune, fundadora de Econtinuidad España, mientras recuerda los primeros años del Biohuerto Educativo de La Navata.

“La cantidad de las hortalizas que cosechaba y el tamaño de estas me hicieron pensar que el traslado del Biohuerto Educativo a otro lugar en la finca podría cambiar (…)  La poca cantidad y el pequeño tamaño de los rabanitos, lo mismo que sucedía con las acelgas, espinacas y las plantas de lechugas me inclinaron por el cambio de lugar del Biohuerto Educativo”, precisa Fidela Huanacune trayendo a colación la experiencia con la relación entre ella y la “naturaleza en miniatura” madrileña.  

Fidela hizo bien en hacerle caso a su intuición, en sacar provecho de la experiencia que había ganado a lo largo de los años en, como ella llama también a su Biohuerto Educativo, “pequeño centro de investigación”: la “naturaleza en miniatura” de La Navata en su nueva posición, pronto, muy pronto, comenzó, para su satisfacción, a rendir buenos resultados.

La cantidad de las hortalizas cosechadas aumentó sustantivamente en el Biohuerto Educativo en el que dos bancales altos o parcelas de altura que se acondicionaron en el nuevo espacio ocupan un lugar. “Lo mismo sucedió con lo del tamaño de las hojas; en el caso de las espinacas, por nombrar una entre las hortalizas que crecen en los bancales, fueron más grandes, de un verde mucho más intenso”, dice.

En el Biohuerto Educativo de La Navata, conviene señalar, también hay un buen número de macetas, de diferente tamaño. “En las macetas, como han podido ver quienes han visitado a mi Biohuerto Educativo, también se cultivan hortalizas, lo mismo que plantas aromáticas tales como el orégano, la menta, el perejil”, nos informa Fidela Huanacune.

Lo mismo, hemos podido ver, sucede en los espacios de suelo que forman parte también de este singular Biohuerto Educativo. En estos espacios crecen el tomillo, el orégano, la ruda, al igual que la menta, acompañando a unos rosales y  unas matas de la caléndula, una planta, como se sabe, de tipo medicinal.

Poco menos de nueve años después de haber visto la luz en Biohuerto Educativo de La Navata que existe por voluntad humana que suscita deseos de mirar, genera asimismo deseos de observarlo haciendo su ingreso en él: algo en lo que Fidela pensó al acondicionar los caminos por los que una persona puede desplazarse en su interior.

“Una suerte de vía serpentinica delimitada por un sinnúmero de piedras cubiertas por de adornos que hacen y que permiten que, como yo lo hago, cualquiera pueda caminar, transitar, al interior de esta naturaleza en miniatura”, señala Fidela. El Biohuerto Educativo de La Navata, en el noroeste de Madrid, no cabe duda, ya ha hecho historia en su andar…

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