El receso de los espacios escolares desde mediados de marzo de este 2020 no ha constituído un obstáculo para la marcha de los biohuertos educativos implementados con el apoyo de Econtinuidad.
Todo estaba listo para el inicio del nuevo año escolar en el Perú. Luego de unas semanas de descanso el equipo de Econtinuidad había dado inicio a las coordinaciones con miras a proyectar durante los 9 meses siguientes la dinámica de vida de los biohuertos educativos en el aula escolar.
La realización de los talleres ecopedagógicos y los talleres escuela-comunidad estaba en la mira a fin de garantizar la proyección de la dinámica de vida a las aulas escolares en aras de enriquecer las áreas de estudio que componen la currícula escolar en los tres niveles de estudio de la Educación Básica Regular: Inicial, primaria y Secundaria.
No obstante, el destino nos deparaba un imprevisto de envergadura planetaria. El virus SARS COV 2 había iniciado su errático y frenético camino. La multiplicación de los casos era cuestión de días. Había que frenar el avance del virus. Las autoridades peruanas, tal como sucedía en otros países y latitudes, ordenó el receso de los espacios escolares.
Para mediados de marzo todas las instituciones educativas a lo largo y ancho del país cerraron sus puertas. El desarrollo del año escolar se llevaría a cabo al margen de los espacios escolares. Los biohuertos educativos creados por Econtinuidad entraban también en receso. El futuro se revelaba incierto para estos espacios consagrados a la naturaleza en el interior de las instituciones educativas. Se temía lo peor.
Felizmente, los más de seis meses que han pasado desde que se inició el estado de emergencia sanitaria nos han mostrado la resiliencia y la vitalidad de estos espacios, el ciclo de vida continúa. Autoridades y personal de apoyo de las escuelas de Lima, Callao y Cusco, haciéndose cargo de su mantenimiento, garantizan no solo el cultivo de buen número de hortalizas, sino también una copiosa cosecha.
Lo sucedido en la Institución Educativa de Primaria San Carlos del distrito de Comas, en Lima, y en la Institución Educativa Justo Alvarez Barrionuevo (distrito de Oropesa, provincia Quispicanchi, región Cusco), al igual que en la de Anccoto (distrito de Maras, provincia Urubamba, región Cusco), fue emulado pronto en otros centros escolares. Los biohuertos educativos continuarían su camino a pesar de la pandemia…
A esta altura del año escolar 2020, podemos afirmar que los biohuertos educativos continuarán su marcha. Y que cuando la pandemia entre a formar parte de la historia, la propuesta ecopedagógica de Econtinuidad, que gira en torno al biohuerto educativo y al conjunto de funciones (*) que estos traen consigo continuará coadyuvando en el proceso de transformación de la relación entre el ser humano y la naturaleza.
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(*) Doce son las funciones identificadas por Econtinuidad: agroecológica, organizacional, nutricional, terapéutica, creativa, artística, ética, relacional, cognitiva, pedagógica, comunicacional y cultural.
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