En diversas ciudades del mundo, más y más especies silvestres, como es el caso de este zorro en la ciudad de Londres, sientan su pintoresca presencia. Foto: Diversos medios.
Las medidas de confinamiento social decretadas en numerosos países puestos a dura prueba por la pandemia del Coronavirus Covid-19 tienen como mucho de lo que acontece en nuestras vidas un lado malo y, también, por qué no decirlo, uno bueno.
Al lamentable número de infectados y víctimas mortales que crece día a día a causa de la presencia indeseada y temida este enemigo invisible que toma por asalto todo organismo humano que le brinde la mínima ventaja, algunas buenas noticias se dejan escuchar.
Aunándose a lo que se escucha decir sobre una potenciada vida familiar, de una mejora en la comunicación, de las muestras de sacrificio de quienes en la vanguardia de la lucha nos protegen contra este flagelo, están algunas buenas nuevas que provienen desde la naturaleza.
Esta, a decir de lo que se comparte en los medios de comunicación de todo tipo y las redes sociales, está ocupando el espacio que debido a las obligadas medidas de confinamiento social el ser humano, nosotros, hemos dejado en libertad.
Se sabe que, en no pocas ciudades francesas, como en el caso de París, algunas especies ausentes hasta hace tan solo algunos días se desplazan con toda libertad en ciertos lugares. Es el caso de pintorescos patos que con garbo van y vienen en toda libertad.
Lo mismo está sucediendo en Venecia. En los canales de esta perla del mar Adriático, dada la ausencia de las innumerables y vistosos vaporettos, sin olvidar a las góndolas, los peces, aprovechando de la repentina quietud, se dejan ver después de mucho.
Se sabe asimismo que los jabalíes se desplazan de noche por el centro de Barcelona y que lo más probable es que zorros o aves oportunistas se acerquen y se dejen ver en los centros urbanos de diversas ciudades españolas.
En las calles de Madrid, al igual de lo que sucede en el centro de Oakland, en California, varios pavos reales se dejaron ver tan solo cuatro días después de iniciado el confinamiento social.
A miles de kilómetros del viejo continente, en las costas de la ciudad de Lima, la célebre playa de Agua Dulce es escenario de la presencia masiva de los pelicanos y las gaviotas en estos meses de sol.
Tal como se puede ver, no todo es malo en estos días de obligada reclusión y dura prueba para las economías y las finanzas a nivel planetario, pues por doquier se ve como la naturaleza, con poco, puede afirmar su presencia.
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