Para este maestro de Ciencia, Tecnología y Ambiente, el Biohuerto Educativo es una fuente inagotable de enseñanzas…
“El Biohuerto Educativo es un espacio para intercambiar experiencias de vida (…) Nos brinda la oportunidad de aprender de los miembros de la comunidad en la que se encuentra el colegio de educación secundaria de Anccoto, para nutrirnos de su cosmovisión andina”, es lo primero que nos dice el profesor Lizardo Achire Ccama cuando le lanzamos la pregunta abierta sobre su experiencia con el Biohuerto Educativo de la Institución Educativa 50601 Anccoto, centro escolar ubicado en el distrito de Maras, provincia Urubamba, región Cusco.
“El invernadero orgánico del colegio Anccoto nos da la oportunidad de acceder a un conocimiento que los comuneros poseen sobre cómo vivir en relación armoniosa con la naturaleza”, añade este docente de educación secundaria, nacido en la ciudad de Santo Tomás, capital de la provincia cusqueña de Chumbivilcas, hace 45 años. Convencido de que el potencial de la propuesta ecopedagógica de Econtinuidad es una de las vías a fin de coadyuvar en la transformación de la relación entre el ser humano y la naturaleza.
Ingeniero agrónomo egresado de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco, con estudios de Pedagogía en la Universidad Particular Andina del Cusco, el profesor Lizardo ha consagrado el año escolar 2019 a enseñar el curso de Ciencia, Tecnología y Ambiente. Y espera seguir haciéndolo, pues, “Mediando la dinámica del Biohuerto Educativo, es decir reaprendiendo, uno puede enseñar a convivir con la naturaleza en medio de una enriquecedora confluencia de técnicas ancestrales y nuevas (…) Una oportunidad que uno no puede dejar pasar”.
Padre de un niño de seis años, el profesor Lizardo Achire Ccama, quien detenta asimismo una maestría en Formulación de Proyectos de Inversión, dice, mirando la cadena de montañas de los Andes del sur del Perú, que “En la relación entre los miembros de las comunidades altoandinas y la naturaleza se puede encontrar pistas de solución a los problemas que le plantean el calentamiento global y el cambio climático a la civilización humana (…) Deberíamos hacer un esfuerzo para entender estas maneras de relacionarse con la naturaleza”.
“Para el 2020, espero mejorar y poner en práctica nuevas técnicas a fin de crear espacios para la generación de los sustratos, los abonos orgánicos, a partir de la materia prima con la contamos, el estiércol (…) También deseo impulsar los cultivos intercalados para aprovechar el espacio disponible en las parcelas del Biohuerto Educativo, y espero también impulsar la ecoeficiencia, ya que quiero resaltar las buenas prácticas de manejo ecológico, como mejorar el suelo y el cultivo de hortalizas y otras especies; todo esto, preservando el medio ambiente”, añade entusiasta el profesor Lizardo Achire.
El profesor Lizardo es un convencido que el Biohuerto Educativo tiene mucho que ofrecer. “Muchísimo, pues estos espacios son una escuela de formación, una fuente de aprendizaje para vivir a diario, un verdadero laboratorio, unb lugar donde se puede desarrollar aprendizajes no solo de las ciencias básicas, como las matemáticas, ciencias biológicas, sino también un aprendizaje integral útil no solo para los estudiantes, también para los docentes, padres de familia y la comunidad en general”.
“Eso y mucho más puede hacerse a partir de un Biohuerto Educativo”, sentencia el profesor Lizardo Achire Ccama.
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