«Amaru, cursa el primer año de Primaria, ha encontrado en su biohuerto familiar un gran soporte para su educación», hace saber su madre, la señora Juliana Cárdenas Acuña.
Todo comenzó con unas botellas de plástico. Amarú, apoyados por sus familiares, se puso manos a la obra y sembró una semillas de hortalizas. Enseguida siguieron unas macetas. Lenta pero sostenidamente, el biohuerto fue creciendo y tomando la forma que Amaru desea para este espacio que ha consagrado a la naturaleza.
No hay día, en estos días de pandemia que Amaru no le dedique un tiempo al biohuerto de la familia. Identifica la especie, sea esta hortaliza o aromática, la describe, nos dice lo que se necesita para que cada una de las plantas se desarrolle, nos hace saber nuestra amiga Juliana.
«Es más, el biohuerto refuerza la educación que se da a distancia debido a la pandemis (…) el biohuerto, como dicen los amigos de Econtinuidad es un lugar donde se puede educar a nuestros hijos», dice la madre de Amaru.
El biohuerto familiar, no cabe duda, a través de las capacidades de estimular que trae consigo, sus doce funciones(*) permite de potenciar la educación de Amaru.
——— . ———
(*) Doce son las FUNCIONES identificadas por Econtinuidad: agroecológica, organizacional, nutricional, terapéutica, creativa, artística, ética, relacional, cognitiva, pedagógica, comunicacional y cultural.
¡SÍGUENOS EN NUESTRA REDES SOCIALES!