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El crecimiento del rábano en el biohuerto familiar de La Navata: una experiencia educativa

mayo, 2020

Relatándonos la interrelación entre ella y su biohuerto familiar educativo, Fidela Huanacune nos muestra el proceso de crecimiento de las plantas de rábano en uno de los bancales altos con los que cuenta su biohuerto..

Todo comenzó la mañana del domingo 15 de marzo, pocos días después de iniciado el confinamiento. «Tengo por lo menos dos meses de confinamiento por delante, me venía diciendo, tiempo suficiente para hacerle el siguimiento al crecimiento, desde el inicio, a una planta de rábano». Así lo hice.

Escogí sembrar las semillas de rábano, eran alrededor de 20, cabían más que suficiente en la palma de una de mis manos, en uno de los bancales altos que hay en el biohuerto familiar educativo de mi casa, aquí en La Navata, Galapagar, una localidad, para quienes no conocen, del norte de Madrid.

Quería marcarle el paso al desarrollo del rábano, o rabanito, como también lo llaman en el Perú, pero también deseaba ver cómo a través de una actividad concreta, en este caso el desarrollo de unas plantas de rábano, mi biohuerto, interactuaba conmigo. Pues una cosa es hablar sobre este tema y otra vivenciar la interrelación con esta naturaleza en miniatura.

Así lucirían las plantas de rábano a mediados de mayo.

Quería experimentar en forma consciente las diversas maneras en las que todo biohuerto educativo, ya sea en una escuela, en la comunidad o en el hogar, en este caso el mío, se puede relacionar con quien entra en contacto con él. Me refiero a lo que en Econtinuidad denominados las 12 funciones que trae consigo todo biohuerto educativo.

Dos meses y tres días después de haberse iniciado el desarrollo de las plantas de rábano, la mañana del pasado lunes 18 de mayo, puedo afirmarlo, me di por bien servida. Pude comprobar en carne propia cómo la través de sus funciones mi biohuerto familiar me condujo por el camino de un nuevo conocimiento.

Me refiero en particular a las funciones agroecológica y pedagógica, pero también a la cognitiva, al igual que a la ética. Pues actuando agroecológicamente durante todas las semanas de duración de esta vital experiencia, me autoeduqué tratando de seguir a pie juntillas la dinámica de vida de mi biohuerto familiar.

Para cuando el momento de la cosecha llegó, el biohuerto familiar me había conducido por el camino del conocimiento, me había, pues educado.

A lo largo de esas semanas, siguiendo de cerca el desarrollo de las plantas de rábano, un sinnúmero de interrogantes surgieron incitándome a dar respuestas fundadas en la observación y el análisis. Cognitivamente mi biohuerto, no cabe duda, me estimulaba. Afirmando al mismo tiempo la ética de la vida que antepongo cuando me relaciono con la naturaleza.

Al compartir estas imágenes, puedo decir que la observación, el análisis y la constancia me permitieron adquirir una valiosa información: ver cómo iban apareciendo las hojas, cómo aumentaban estas de tamaño, cómo las raíces comestibles aparecían, fue una gran y enriquecedora experiencia. ¡Un verdadero gozo!

La secuencia del crecimiento del rábano

El inicio: domingo 15 de marzo
Todo empezó la mañana del tercer domingo del pasado mes de marzo: sembré unas veinte semillas de rábanos en uno de los bancales altos de mi biohuerto familiar educativo.
Cuatro semanas después
Poco más de cuatro semanas después de iniciado el proceso, el lunes 13 de abril, los primeros brotes de rabanitos comenzaron a dejarse ver.
En tan solo dos días
En la mañana del miércoles 15 de abril, tres planta de rabanito afirmaban su presencia en mi biohuerto familiar.
Once días después…
La mañana del viernes 24 de abril así lucía una de las plantas de rábano. Su crecimiento, hasta ese día, había recorrido poco más de la mitad de su camino.
Seis días más tarde…
La mañana del jueves 30 de abril, las hojas pecioladas del rábano indicaban que el desarrollo de la planta avanzaba por el camino debido. Todo era cuestión de constancia en el cuidado.
Luego de tres días
La mañana del domingo 3 de mayo, para mi satisfacción, el color verde de las hojas de esta planta de rábano traducían vitalidad.
Transcurridos cinco días
Tan solo cinco días más tarde, la mañana del viernes 8 de mayo, el proceso, para alegría de todos en casa, seguía por el camino previsto.
En la recta final…
Temprano la mañana del miércoles 13 de mayo, poco menos de dos meses después de iniciado el proceso, este ya casi había concluido.
Lo tan esperado estaba por llegar
La mañana del lunes 18 mayo el desarrollo del rábano estaba llegando a su fin.
Todo era cuestión de unos pocos días
Dos días, a lo sumo, tres, y la cosecha se llevará a cabo.
Había que iniciar la cosecha
Las bulba de esta planta de rábano pedía a gritos ser cosechada.
«A cosechar», se ha dicho
Pues a cosechar, tal como correspondía la mañana del lunes 18 de mayo.
Una buena cosecha de rabanos
Los rábanos cosechados se multiplicaron para satisfacción de todos en casa.
Las bulbas y las hojas verdes del rabano
Una buena ensalada de rábanos nos esperaba, pero también unos batidos que incluirían las hojas verdes de esta estupenda hortaliza.

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