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El biohuerto familiar de Mariana Albertoli en Barcelona

junio, 2020

Una experiencia vital, dinámica, cuyo escenario es el balcón abierto de su piso en la localidad de Vilanova i la Geltru, en la provincia de Barcelona, Cataluña.

El biohuerto familiar de Mariana Albertoli, compuesto ahora de 25 macetas, comenzó a cobrar vida a mediados del pasado mes de marzo, desde los primeros días del confinamiento debido a la pandemia del Covid-19. Ocupa un lugar de privilegio en el balcón abierto de su piso ubicado en la quinta planta de un inmueble a unas decenas de kilómetros de la ciudad de Barcelona.

Las macetas de tamaño mediano de Mariana han sido acondicionadas nada menos que a partir de material reciclado. Ocho de estas han sido asignadas a plantines (plántulas), que al crecer serán trasplantados a fin de garantizar su mejor crecimiento. El biohuerto dispone también de pequeños almácigos. Toda una obra de arte.

Mariana Albertoli, argentina de nacimiento, en su biohuerto familiar de la localidad de Vilanova i la Geltru.

«El amor y el cuidado de las plantas y la naturaleza me viene de muy pequeña, como herencia sensible de mi abuela, La Tata», dice Mariana. «Pasé toda mi infancia rodeada de aromas, colores y texturas de flores, en un jardín de aroma a jazmines y hortensias laterales que embellecían las mañanas y las tardes», añade Mariana, recordando los años de su niñez.

«Luego, años más tarde, fui aprendiendo sobre plantas medicinales, como sembrar por esqueje, y a identificar cada planta en las caminatas realizadas con una vecina del barrio donde me crie (Aurora) y en mis viajes a la montaña… Siempre enfatizo que la mejor manera de aprender es a través de la emoción, entusiasmo, así tomamos la fuerza que nos permite sostener el aprendizaje desde la sorpresa, la curiosidad y el amor a la belleza», rememorando sus experiencias con la naturaleza.

El transplante de los plantines (plántulas) de pepinos se viene de llevar a cabo en el biohuerto de Mariana.

Una relación vital y dinamica que Mariana busca siempre reforzar, potenciar, por donde va. «En Argentina asistí a diferentes ferias, intercambios, encuentros de permacultura, diseño de jardines comestibles en las Sierras de Córdoba, lugar donde existe una consciencia ecológica bastante arraigada y cuidada por los lugareños… Participé también en talleres prácticos de huertos en balcones y terrazas organizados por la Municipalidad de Rosario, ciudad donde nací», precisa.

El biohuerto familiar de Mariana, una etapa más en el largo camino que esta rosarina ha emprendido en su encuentro con la naturaleza.

A Mariana le encanta resaltar los detalles en su experiencia con los biohuertos. «Siempre me encanta puntualizar la importancia de la semilla, origen material de la vida, el Intercambio como motor, fuerza que impulsa a un movimiento que nos vincula de manera directa con la tierra… Destaco la importancia de la semilla y su ancestralidad, genética, su origen, y su contacto directo con los pueblos originarios a lo largo del tiempo», dice Mariana, una biohuertista de corazón.

Galería de imágenes

Otros plantines (plántulas) esperan su turno para ser transplantados…
Estos también, su turno pronto llegará.
Una planta de tomate con dos flores, de ahí surgirán los frutos quje garantizan la continuación de la vida, los tomates.
Una artemisa sembrada por esquejes en una maceta del biohuerto familiar. Mariana no sabe aún si podrán crecer. El tiempo lo dirá.

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