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El biohuerto familiar de Mariangela Aponte, en Colombia: un excelente inicio

mayo, 2020

Todo comenzó, en medio del confinamiento, con un regalo el pasado 2 de mayo, el biohuerto familiar de nuestra amiga Mariangela avanza a paso seguro en su casa del Barrio de San Antonio, en la ciudad de Cali.

«Amigos, es la primera vez que siembro plantas de cultivo… Me llegaron estás… Tengo esta humilde canasta», nos dijo nuestra amiga Mariangela Aponte cuando compartió los primeros de lo que sería el biohuerto que se había propuesto dar vida en su hogar.

A principios de mayo, unos amigos le hicieron llegar a Mariangela unas cuantas macetas. Una de las múltiples formas de dar inicio a un biohuerto familiar.

Mari, como la llamamos, diciendo que cuenta con plantas de albahaca, lavanda, tomate, berenjena, cebollín y stevia, además de pimiento, solicitó recomendaciones. Estas no se hicieron esperar.

Y también le hicieron regalo de esta «Humilde canasta», como Mari dice. Además de una buena cantidad de tierra. Sus amigos, no cabe duda, deseaban, al igual que nosotros, que Mari se lance en la aventura de crear un biohuerto familiar.

«¡Qué bien! tres hortalizas y cuatro aromáticas, ideal para iniciar un bello biohuerto familiar… Puedes conservar las aromáticas en sus macetas por el momento y colocarlas donde hay luz y calor, la stevia necesita humedad y calor», le dijo Sophie Dmitrieff desde Econtinuidad.

Hace cosa de seis días, el 13 de mayo, así lucía la primera canasta: el pimiento, el tomate, la berenjena y la albahaca ocupan su lugar.

Sophie le dijo además que podría trasplantar el tomate, la berenjena y el pimiento, en la canasta que tenía. «Las hortalizas de fruto necesitan bastante luz y calor… Al tomate, por lo demás, le encanta estar cerca de la albahaca», le dijo además Sophie.

El número de canastas va en aumento. El biohuerto familiar de Mari es toda una realidad.

Por su parte, Laura Olalde, desde Buenos Aires, se preguntó si acaso es porque al tomate le encanta estar cerca de la albahaca que a ella le gustaba comer ambas hortalizas juntas. Una pregunta digna de encontrar respuesta.

«Conseguí dos canastas más y espero que sean cuatro en total», dice entusiasmada Mari. Un buen número para un hermoso biohuerto familiar.

Desde el sábado dos de mayo, día en el que Mari cruzó la línea que separa a las palabras de los hechos y se lanzó en la aventura de crear su biohuerto familiar han paso dos semanas y media. Su biohuerto, no cabe duda, va por buen camino.

Mari le gana tiempo al tiempo para que lo que tiene en mente, dejándose estimular y guiar por «la naturaleza en miniatura» que es su biohuerto familiar, se transforme en hechos, y este «jardín para la vida» refleje lo que ella desea para él.
¡Felicitaciones a Mari por esta ación en pro de la naturaleza y todo lo que esto implica para la vida!

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