Al que ha cobrado vida en su hogar, se suman, tan solo por el momento, dos que se han visto la luz en hogares de dos de sus alumnas…
Los biohuertos familiares ganan espacio en los hogares de los miembros de las comunidades educativas de los centros escolares en los que Econtinuidad está presente.
Una prueba es lo que sucede en la vivienda de la profesora Doris, docente de esta pujante institución educativa del distrito de Oropesa, provincia de Quispicanchi, región Cusco.
En el biohuerto familiar de esta maestra, sus hijos cultivan, haciendo uso de material reciclado, pasto: lo que requieren en cantidad para alimentar a los cuyes que crian y se multiplican.
Lo que acontece en el hogar de la profesora Doris es emulado por dos de sus alumnas, quienes echando mano también de material reciclado a la hora de acondicionar sus macetas donde hacen crecer, por el momento, plantas de flores.
Muy pronto, por propia iniciativa o emulando a sus padres, cultivarán sus propias hortalizas y mostrarán, junto con sus demás compañeros de estudio en estos días de confinamiento, guiados por su maestra que el biohuerto familiar es un potente recurso ecopedagógico.
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