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El biohuerto de La Navata, un espacio familiar al servicio de la naturaleza

abril, 2023

Numerosas macetas y bancales de altura componen el biohuerto de la familia Pilcón Huanacune.

Más de quince años han pasado desde que el biohuerto familiar de la localidad de La Navata, en Galapagar, Madrid, España, vio la luz. «Mucha agua -como dice el refrán- ha pasado bajo el puente desde que la familia Pilcón Huanacune dio el gran el paso y decidió hacer realidad el proyecto de crear un espacio consagrado a la naturaleza en el seno de su hogar.

«Crear este pequeño espacio en favor de una relación armoniosa con la naturaleza ha sido una experiencia maravillosa y reveladora, fuente de un aprendizaje permanente», nos dice Fidela Huanacune, que no solo es presidenta de Econtinuidad España, sino también responsable del «Área de implementación de los biohuertos educativos» de Econtinuidad.

Hortalizas, aromáticas y medicinales encuentran un lugar en el biohuerto familiar de La Navata.

No cabe duda que crear el biohuerto constituyó un desafío para la familia Pilcón Huanacune. «Puesto que en un principio el biohuerto estuvo compuesto en gran parte por bancales rectangulares, el gran reto que tuvimos fue enriquecer la tierra con compost y humus, la condición necesaria para dar paso a la siembra de las semillas de las especies que habíamos escogido», dice Fidela mientras le vienen a la memoria los primeros tiempos de vida de su biohuerto.

Esta tarea, como recuerda Fidela Huanacune, permitió que se llevaran a cabo los primeros cultivos de acelgas, lechugas, rabanitos, entre otras hortalizas, además de aromáticas como la manzanilla y el tomillo. «Los días de cosecha eran, y son, momentos siempre muy especiales para mis padres y para mí; la alegría gana más espacio en nuestro hogar mientras realizamos la cosecha y disfrutamos degustando lo que el biohuerto nos ha ofrecido podemos decir como recompensa», sostiene Fiorella.

Las macetas y los bancales de altura ganan espacio en el biohuerto

No pasó mucho tiempo para que la familia Pilcón Huanacune decidera optar, debido al alto grado de acidez del suelo de su propiedad, dada la presencia de árboles de pino, por una presencia creciente de macetas de diferente tamaño y bancales de altura en su biohuerto. «Las macetas de diverso tipo comenzaron a ocupar un espacio creciente en nuestro huerto orgánico, los bancales de altura también, la solución del problema que nos planteaba la acidez del suelo fue de esa manera solucionado», dice Fidela Huanacune.

Las macetas ganaron en presencia en el biohuerto familiar. La acidez del suelo lo exigía.

«Las beterragas, acelgas, tomates crecen, como se puede ver, vigorozamente en las numerosas macetas que ahora hay en nuestro huerto ecológico», nos dice Fidela, antes de señalar que Luis Pilcón, su compañero de vida, y Fiorella, la hija de ellos, participan también en las labores de cuidado del biohuerto familiar. «Sobre todo los fines de semana, es en esos momentos en el que el biohuerto, un espacio para potenciar las relaciones, nos congrega y une».

No hay periodo de cosecha que no esté a la altura de las expectativas de esta familia del noroeste de Madrid. «Hay semanas enteras en las que no dejamos de incluir en nuestra alimentación lo que cosechamos en el biohuerto, todo cultivado agroecológicamente en nuestro huerto», nos hace saber Luis Pilcón, quien se ha convertido asimismo en un dinámico difusor del potencial educativo de este rincón en favor de la vida.

Las remolachas y las acelgas pronto estarán para la cosecha tan esperada.
Una experiencia al servicio de la creación de biohuertos por doquier

Con más de quince años de existencia, el biohuerto de La Navata se ha convertido en un escenario de aprendizaje para los miembros de la familia Pilcón Huanacune. «No hay día, no exagero al decir esto, que uno no aprenda algo nuevo en el biohuerto; sea en la preparación de la tierra, sea la siembra, el cultivo y la misma cosecha, nuestro biohuerto familiar es una escuela de vida», precisa Fidela Huanacune.

«La experiencia que he acumulado en el manejo agroecológico de mi biohuerto familiar, me permite, en el marco de mis tareas como responsable del «Área de implementación de los biohuertos educativos», un mejor desenvolvimiento durante las sesiones de capacitación en los procesos, que se multiplican, de creación y cuidado de estos espacios en las escuelas, hogares y comunidad», puntualiza.

La larga vida del biohuerto familiar de La Navata, no hay espacio para la duda, ha permitido a Econtinuidad contar con un proyecto piloto en favor de una relación armoniosa con la naturaleza. «Esa es la labor que está cumpliendo desde hace una buena cantidad de años esta naturaleza en miniatura, muy bien cuidada por Fidela», sostiene Sophie Dmitrieff, responsable del «Área de utilización ecopedagógica» de Econtinuidad. Las imágenes hablan por sí solas.

GALERÍA DE IMÁGENES
Fidela Huanacune nos muestra una de las macetas de su biohuerto familiar. Se trata de una planta de remolacha o beterraga.
Las plantas de acelga se multiplican en este biohuerto familiar.
El biohuerto familiar de La Navata es un colorido escenario en favor de la naturaleza.

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