Nuestra amiga Yris Violeta Andia, profesora de la Institución Educativa N°311 del distrito de Comas, norte de Lima, comparte unas imágenes del biohuerto que ha cobrado vida en el hogar de una de sus pequeñas alumnas.
Al igual que lo sucede en este hogar, otros biohuertos han visto la luz gracias a la labor desplegada por la profesora Andia, quien, en el marco de la pandemia del Covid-19, ha hecho un uso ecopedagógico de los biohuertos familiares.
«El biohuerto familiar de mi alumna se reveló en un poderoso recurso ecopedagógico a la hora de enriquecer la enseñanza a distancia, me ha permitido durante este 2020 hacer frente a las limitaciones impuestas por la pandemia de la Covid-19», nos dice la profesora Andia.
«En varias áreas de estudio he utilizado el biohuerto de mi alumna, lo mismo ha sucedido en el caso de otros de mis alumnos, durante el 2021, segura estoy que el proceso se repetirá», añade.
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Llevando la buena nueva de los biohuertos educativos y las funciones que estos traen consigo, desde hace dos décadas, ECONTINUIDAD participa en el proceso de la transfomación de la relación entre el ser humano y la naturaleza.
Doce son las funciones identificadas por Econtinuidad: agroecológica, organizacional, nutricional, terapéutica, creativa, artística, ética, relacional, cognitiva, pedagógica, comunicacional y cultural.
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