La cocina y comedor, ambos educativos, se construye gracias a la participación de las madres y los padres de familia de los niños de tierna edad que asisten a esta institución educativa cusqueña.
La faena se había iniciado unas dos horas antes de la llegada de los miembros del equipo de nuestra asociación a la Institución Educativa Inicial 396 Vicho, que esta mañana no solo estaban acompañados por Sophie Dmitrieff y Francisco Huanacune, ambos fundadores de nuestra asociación, sino también por la comitiva francesa de amigos de Econtinuidad, conformada por las hermanas Agnès e Isabelle Herlicq, al igual que por Jean André Doeuvre.
Un pundonoroso grupo compuesto por madres y padres de niños que asisten a esta institución educativa ubicada en el distrito de San Salvador, provincia Calca, región Cusco, participaba en una faena con miras a avanzar la construcción de las paredes de los ambientes asignados a la cocina y al comedor, ambos educativos, de esta institución educativa de la comunidad altoandina de Vicho.
Trece personas conformaban el grupo. Siete hombres y seis mujeres, cumpliendo con el compromiso asumido, sudaban la gota gorda la mañana de este martes 15 de octubre a fin de sacar adelante la cocina y el comedor de esta institución educativa de nivel inicial que acoge a 18 niños cuyas edades fluctúan entre los 3, 4 y 5 años.
“Los padres honraron el compromiso que asumieron cuando firmaron el acta en el taller escuela-comunidad que se llevó a cabo hace algunos meses”, dice con entusiasmo Héctor Yarasca, responsable del área de Proyectos de Econtinuidad Perú refiriéndose a la jornada de este tercer martes del mes de octubre de 2019.
“Hombres y mujeres, como pudimos ver, trabajaron parejo; ellos, humedeciendo la tierra y colocando los adobes, mientras que ellas les alcanzaban los adobes y transportaban la tierra que humedecida sirvió para unir los adobes de los muros (…) Cuando hay que trabajar, los padres de familia no se quedan atrás”, añade Héctor Yarasca.
La faena del martes 15 de octubre era una digna de su nombre. Nadie se dio respiro, las madres y los padres de familia estaban decididos a terminar los muros. “Los ambientes de la cocina y el comedor educativos son un gran logro para esta institución educativa (…) Una meta que no podría ser alcanzada sin la participación de los padres de familia”, señaló feliz la directora de nivel Inicial, profesora Carmela Peña García.
Sophie Dmitrieff, respondiendo las palabras de agradecimiento de la profesora Peña García por el apoyo brindado por Econtinuidad hizo saber que se sentía muy feliz de estar este trascendental día en la IEI Vicho. “Es un honor presenciar la forma en la que mujeres y hombres de esta comunidad construyen los lugares en los que las hortalizas cultivadas en el Biohuerto Educativo enriquecerán la alimentación de los niños”, señaló con regocijo y emoción.
Al grupo de padres de familia que participó en la faena de este martes se sumó asimismo Adrián Sallo Sallo, quien desinteresadamente contribuyó en la construcción de los muros. “Yo me siento parte de la familia de Econtinuidad, estaré siempre con mis amigos de esta buena asociación ecologista, apoyándolos para que los biohuertos educativos beneficien al mayor número de instituciones educativas en la región Cusco”, dijo resuelto Adrián.
Por su parte, Francisco Huanacune hizo saber que sentía muy orgulloso de ver cómo las madres y los padres de los niños de la IEI 396 Vicho afrontaban con dignidad la tarea de la construcción que los involucraba. “Me emociona ver a mujeres y a hombres trabajar unidos, mano a mano, dando todo de sí por el futuro de los niños que asisten a esta institución educativa, sus hijos, de muy tierna edad”, señaló.
Las palabras de Francisco Huanacune hacían eco de las de la señora Epifanía Barreto Barrios, madre de un niño de tercero de Jardín, quien es la presidenta de la Asociación de Padres de Familia, la APAFA, de esta institución educativa enclavada en los andes cusqueños. “Aquí estamos todos, mujeres y hombres, para construir la cocina y el comedor, los sitios donde nuestros hijos se alimentarán mejor”, dijo decidida la señora Barreto Barrios.
Así como de las de la señora Sonia Layme Cuba, quien en la cantera, pico en mano, removía la tierra que humedecida serviría luego para unir a los adobes, elaborados a partir de la tierra y paja. «Nos encontramos aquí para que la cocina y el comedor de una vez se construya, queremos que esto se haga cuanto antes», señaló la señora Layme Cuba mientras se secaba gotas de sudor que poblaban su frente.
Por su parte, Rosaura Huanacune, responsable del área Educativa de Econtinuidad Perú dijo que el momento que el Biohuerto Educativo se proyecte con mayor contundencia a otros ámbitos de esta institución educativa había llegado. «En la cocina y el comedor educativos los niños de esta institución educativa podrán, al tiempo que continuarán siendo educados por su maestra, no solo alimentarse sino también nutrirse», subrayó.
La mañana del martes 15 de octubre, no quepa duda, constituye la prueba fehaciente de lo que las madres y padres de familia de la Institución Educativa Inicial 396 Vicho, unidos, pueden hacer por el futuro de sus hijos. ¡Bravo por ellos!
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