Las hortalizas que se cultivan en los biohuertos educativos de las instituciones educativas de Inicial y Primaria de la Comunidad Altoandina de Vicho se abren paso en las cocinas y comedores de estos centros escolares.
La mañana del martes 15 de octubre, el equipo de Econtinuidad, engrosado por la presencia de Sophie Dmitrieff y Francisco Huanacune, fundadores de Econtinuidad, y por la comitiva de amigos franceses de nuestra asociación, fueron testigos de la manera en la que el Biohuerto Educativo se proyecta hacia la cocina y el comedor del centro escolar de la Comunidad Altoandina de Vicho.
Poco antes la directora de la IE Primaria, profesora Francisca Pacheco, había, ayudada por varias madres de familia, cosechado lechugas, rabanitas y otras hortalizas cultivadas en el invernadero. La preparación estaba en curso cuando los miembros del equipo de Econtinuidad llegaron a la escuela minutos antes de las 10 de la mañana.
«Introducimos, como pueden ver, cada vez que hay cosecha, las hortalizas son introducidas en la alimentación (…) Estas complementan los ingredientes que son entrgados por los organismos del Estado peruano, y enriquecen lo que los niños, madres y nosotras, las profesoras, comemos a la hora del almuerzo», nos dijo la profesora Francisca Pacheco.
«Algo, sin duda muy bueno, pero insuficiente para revertir todos los casos de malnutrición que se traducen en anemia en algunos niños tanto de nivel Incial como los de nivel Primaria»; añade la profesora Pacheco. En efecto, de acuerdo a lo que Francisca Pacheco señala, ese es el desafío en términos agroecológicos y nutricionales que los dos biohuertos educativos de esta escuela tienen que ayudar a resolver.
De acuerdo a Sophie Dmitrieff, lo que se tiene que hacer es aumentar la variedad y cantidad de las hortalizas cultivadas en las parcelas de los biohuertos. «Escalonando los sembríos y por ende las cosechas podemos incrementar las cosechas de un abanico más amplio de hortalizas; es decir, se podrá aumentar la cantidad de hortalizas a disposición y garantizar que estas estén presentes cada vez más en la alimentación distribuida a los niños a la hora del almuerzo escolar», señala Sophie Dmitrieff.
La proyección del Biohuerto Educativo hacia la cocina y los comedores es un hecho irreversible. A tal punto que las madres y padres de familia de los niños de nivel Inicial, apoyamos por miembros de la Comunidad Campesina, han decidido construir un comedor y una cocina asignada a la preparación y distribución de alimentos para sus hijos.
Para el año 2020, Econtinuidad espera que tanto los niños de nivel Inicial como los de nivel Primaria cuenten con ámbitos propios para la cocina y comedor «educativos»; vale decir; lugares en los que la educación impartida en el aula escolar continue mientras degustan sus alimentos.
La introducción de las hortalizas en la alimentos que se distribuyen a los niños, enriqueciéndolos con sus vitaminas, enzimas, minerales, oligelentos y otros micronutrientes, potencia la inserción del Biohuerto Educativo en las escuelas que le han sus puertas.
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